OBESIDAD. ¿ES REALMENTE LA ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI?
En estos momentos la obesidad está asociada a la sociedad de consumo, con sus hábitos sedentarios, comida fácil, barata y de mala calidad. El factor epidemiológico es social, a parte existe la predisposición genética que debe ser atendida desde otro punto de vista y comprensión. En la actualidad para tener datos adecuados que definan el factor obesidad se debe medir, altura, peso y talla de cintura y cadera, siendo estos últimos los que determinan trastornos metabólicos, como por ejemplo el de la resistencia a la insulina.
Existen muchos estudios que relacionan la obesidad con enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso el cáncer. Por mi parte, sin desmarcarme totalmente de los estudios, diría que el factor a tener en cuenta no es el peso sino los malos hábitos. Si reuniésemos individuos con hábitos saludables y comportamientos saludables con exceso de peso, los estudios se caerían arrojando otra comprensión al problema de la obesidad.
Demonizar al «los gordos» nunca sirvió para ayudarles sino para crear falsas estrategias de control de este síntoma.
El problema no es de «los gordos» sino de la tendencia social a tener comportamientos inadecuados porque hay un consumo enfermizo de actividades sedentarias y de alimentos de mala calidad. Los niños hacen poco deporte, vamos en coche a todos lados, se cocina poco en casa y nuestras aficiones y maneras de relacionarnos nos ponen sentados delante de una pantalla durante horas.
El trabajo y el enfoque que propone 12 hábitos es el de RESILENCIA a este tipo de consumo de alimentos procesados y el uso razonable de la tecnología. Hay que educar la mente para ser fuerte y elegir lo que el cuerpo necesita que es movimiento, comida sana y relaciones sociales de confianza. De esta manera se reduce drásticamente la obesidad infantil y adulta, pero para ello hay que educar, informar y reconocer que estamos cayendo en malas costumbres que nos perjudican la salud.
OBESIDAD. ¿ES REALMENTE LA ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI?
En estos momentos la obesidad está asociada a la sociedad de consumo, con sus hábitos sedentarios, comida fácil, barata y de mala calidad. El factor epidemiológico es social, a parte existe la predisposición genética que debe ser atendida desde otro punto de vista y comprensión. En la actualidad para tener datos adecuados que definan el factor obesidad se debe medir, altura, peso y talla de cintura y cadera, siendo estos últimos los que determinan trastornos metabólicos, como por ejemplo el de la resistencia a la insulina.
Existen muchos estudios que relacionan la obesidad con enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso el cáncer. Por mi parte, sin desmarcarme totalmente de los estudios, diría que el factor a tener en cuenta no es el peso sino los malos hábitos. Si reuniésemos individuos con hábitos saludables y comportamientos saludables con exceso de peso, los estudios se caerían arrojando otra comprensión al problema de la obesidad.
Demonizar al «los gordos» nunca sirvió para ayudarles sino para crear falsas estrategias de control de este síntoma.
El problema no es de «los gordos» sino de la tendencia social a tener comportamientos inadecuados porque hay un consumo enfermizo de actividades sedentarias y de alimentos de mala calidad. Los niños hacen poco deporte, vamos en coche a todos lados, se cocina poco en casa y nuestras aficiones y maneras de relacionarnos nos ponen sentados delante de una pantalla durante horas.
El trabajo y el enfoque que propone 12 hábitos es el de RESILENCIA a este tipo de consumo de alimentos procesados y el uso razonable de la tecnología. Hay que educar la mente para ser fuerte y elegir lo que el cuerpo necesita que es movimiento, comida sana y relaciones sociales de confianza. De esta manera se reduce drásticamente la obesidad infantil y adulta, pero para ello hay que educar, informar y reconocer que estamos cayendo en malas costumbres que nos perjudican la salud.